viernes, 18 de marzo de 2011

Confesión

Cuanto hace que no escribo... Y ahora me pregunto: para qué abrí este blog? Quiero, o quería escribir sobre tantas cosas, que al final no escribía nada. A veces me siento sumamente inspirado pero en el sitio menos oportuno donde escribir. Luego me enfrento al vacío de la entrada por escribir, quedando mi mente igual de vacía.

Pero hoy estoy inspirado.

Hoy me quiero confesar. No voy a hablar ni de Libia, ni de la central nuclear de Fukushima, ni del Eyjafjallayökul, ni de los trajes de Camps, ni de Belén Esteban. Como he dicho, hoy me voy a confesar.

Soy comunista convencido, y a veces hasta revolucionario (vamos que a veces me dan ganas de hacer una revolución, como digo yo "que me den un fusil!"). Pero en mi cabeza bullen muchas incongruencias y contradicciones. A saber, he nacido en un país capitalista, o capialisto, o socialisto, este último me hace verdadera gracia, si en serio. Uno nace capitalista, intrínsecamente capitalista, lo mama, lo vive, se incrusta hasta el tuétano, primero inconscientemente, y luego según que indivíduos, conscientemente. Tal fue mi caso. Digamos que Marx estaría orgulloso, en parte. De pronto se desató en mi la consciencia proletaria. Soy un proletario! Y ahora qué?
Debo renunciar a comprarme el piso con mi novio con hipoteca? A la PS3? A mi pc, y sus juegos? A mi coche? Soy un comunista, pero al final soy un español más que hace su vida como la gran mayoría. Hago mi vida 100% capitalisto ( me ha gustado el término). Y lo peor de todo, es que me costaría horrores dejar esa vida. Cómo no me va a costar, llevo toda mi vida así. Desteso los bancos, pero voy a hipotecarme para comprar un piso? Es totalmente contradictorio. "El piso es de protección" dice mi novio, oh, vaya, ya me siento mejor, no?
Es una locura, no puedo evitar pertenecer al 10% de la población mundial que vive a costa del 90% restante. Toma conciencia proletaria! Ahora también soy consciente de las contradicciones en las que estoy inmerso. A veces pienso que cuando todo el mundo sea comunista, tiraré la PS3 por la ventana (antes miraré hombre, no quisiera provocar una desgracia)... Claro claro! Esto es como machacársela, te entra el calentón, te la pelas, y ya te encuentras mejor.

Ya está, ya me he confesado, no me siento ni mal ni bien, ni me he librado de mis contradicciones. Pero en mis adentros profundos, os soy sincero: me río a más no poder! Porque este primer mundo intuyo que tiene sus días contados. Esto se acaba, si, se acabó la fiesta. No me va a hacer falta tirar la PS3 por la ventana. El capitalismo y sus secuaces (los bancos, las grandes corporaciones) es como un imperio, basto enorme. Es como Roma, y ya sabéis como acabó el Imperio Romano. Totalmente superado por su bastedad, y carcomido por la corrupción. Es insostenible, tan insostenible como la dependencia del petróleo y sus derivados, pero esa es otra historia.

Pues nada, fin de la inspiración. Otro día más. Me voy a echar una partida en la PS3.

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